Two months ago I was traveling in Northern Peru, wandering the windy roads where sometimes we human rights lawyers end up. My mission was quite specific: the American Bar Association (ABA) had sent me as a due process observer to a criminal trial against more than 30 members of indigenous communities.

I spent several days studying the context of the case while I was working in New York and then took several means of transportation between desolated landscapes that ended at the beginning of the Amazon rainforest. The couple of days I was in the desert towards the rainforest were like a breath of fresh air, especially considering that I live in one of the most chaotic and lonely cities in the world. I could remember Colombia through those who, despite having lived terrible injustices, are still deeply friendly to any stranger who comes to town. Maybe that’s what inspired me to stay more days once I had concluded my mission of observation which at the time amounted to more than 10 hours on the road.

Another reason why I stayed in Peru was because of an acronym that I have had in the back of my head over the past months: L.C. (For more information on the L.C case see: http://vimeo.com/32119849 )

When I was going over different advocacy mechanisms at the UN I found out about the outcome of this case and I knew I had to do something to promote the right to women’s health in Latin America. L.C is actually a name, the name of an underage girl who endured years of sexual violence by a man much older than herself. The girl tried to commit suicide by jumping off a building and survived the fall with a major injury to her spine. The Hospital and the Peruvian authorities refused to correct the defect in her spinal column because she was pregnant, and this could cause a spontaneous miscarriage. Currently, L.C remains paralyzed from the waist down and with limited mobility in her hands.

The case was brought before the United Nations Committee for the Elimination of Discrimination against Women in 2009 by several organizations among which are PROMSEX, the Center for Reproductive Rights and others. In its 2011 decision, the Committee took into consideration the psychological impact on the child who had been a victim of rape, added to the suffering caused by authorities’ refusal to provide her with access to a safe abortion.

 

This case became widely known due to the efforts of outstanding organizations that work every day to protect women’s rights. Because I was moved by their campaigns and because those efforts were directly related to several of my projects during my fellowship, I decided to stay a couple of days in Lima conducting interviews and documenting the process that led to the creation of the Therapeutic Abortion Protocol. For a couple of days I was accompanied by wonderful friends who not only helped me to schedule appointments with key stakeholders, but who taught me how to sort of navigate the Peruvian legal system.

To date, 66 countries have legalized abortion to protect women’s health in addition to saving their lives. The so-called “Health Exception” provides access to abortion services when the health of the woman is at risk. A proper interpretation of this exception requires understanding the concepts of: physical and mental wellbeing, life projections and social determinants of health. However, in most Latin American countries, authorities understand the health exception as an instrument that can only be used to prevent a woman’s death. For example, L.C. received medical attention that allowed her to survive the accident, but was refused the surgery that would allow her to walk again.

 

The right to health imposes the obligation upon States to take all necessary and possible measures for people to achieve the highest level of wellbeing. The Health Exception must not only be used to prevent a woman from dying but also to protect her rights to: i) a dignified life; ii) a healthy life, and iii) access to health services, diagnosis and treatment. It is necessary to defend the initiative that the right to health of women and girls involves much more than the absence of lethal illnesses.

I eventually had to leave my beloved Lima and return to the United States. In recent months I have worked tirelessly to promote the idea that women’s health is not limited to mere survival, even more so when this involves living with chronic and debilitating diseases; visual, cognitive and motor disabilities. The restrictive interpretation of the right to health has made many Latin American women and girls into martyrs of their motherhood, forcing them to maintain pregnancies that have severe impacts on their wellbeing.

In the coming months I will continue to travel and gather stories of challenges to women’s reproductive rights, as well as collecting anecdotes of successes in human rights advocacy. Follow me on Twitter: @ epalomino88

Leer en español abajo:

El derecho a la salud de las mujeres: Anécdotas de viaje (parte 1)

Hace dos meses estuve viajando por el Norte del Perú, recorriendo los caminos sinuosos en los que a veces terminamos los abogados de derechos humanos. Mi misión era bastante concreta: La Sociedad de Abogados Americanos (ABA por sus siglas en inglés) me había enviado como observadora de debido proceso a un juicio penal en contra de más de 30 miembros de comunidades indígenas.

Pasé varios días estudiando el contexto del caso mientras me encontraba trabajando en Nueva York y luego tomé varios medios de transporte entre paisajes  desolados que desembocaban en el inicio de la selva amazónica. El par de días que estuve en el desierto rumbo a la selva fueron como una bocanada de aire fresco, especialmente teniendo en cuenta que vivo en una de las ciudades más caóticas y solitarias del mundo. Pude recordar a Colombia a través de aquellos quienes a pesar de haber vivido tremendas injusticias, no dejan de ser entrañablemente amables con cualquier extraño que llega a su pueblo. Quizás eso fue lo que me inspiró a quedarme más días, habiendo concluido mi misión de observación la cual sumaba más de 10 horas de carretera.

Otra de las razones por las cuales permanecí en el Perú fue por un acrónimo que me había estado rondando la cabeza durante los meses anteriores: L.C.

(Para más información sobre el caso de L.C ver: http://vimeo.com/32119849 )

Cuando estuve analizando diferentes mecanismos para hacer incidencia ante Naciones Unidas conocí este caso y entendí que tenía que hacer algo para promover el derecho a la salud de las mujeres en América Latina. L.C es en realidad un nombre, el nombre de una menor de edad que soportó años de violencia sexual por parte de un hombre mucho mayor que ella.  La niña intentó suicidarse saltando desde un edificio y sobrevivió a la caída con una lesión importante en su columna vertebral.  El Hospital y las autoridades peruanas se rehusaron a corregir el defecto en su columna debido a que esto podría originar un aborto espontáneo. L.C continúa paralizada de la cintura para abajo y con limitada movilidad en sus manos.

El caso fue llevado en 2009 ante el Comité de Naciones Unidas Para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer por varias organizaciones entre las cuales se encuentran PROMSEX, el Centro de Derechos Reproductivos, entre otras. En su decisión de 2011, el Comité tomó en cuenta que la afectación psicológica de la menor, quien había sido víctima de una violación, se sumaba al sufrimiento producido por la negativa de brindar acceso a un aborto seguro.

Este caso fue conocido gracias a los esfuerzos de organizaciones extraordinarias que trabajan día a día para proteger los derechos de las mujeres. Debido a que yo estaba conmovida por sus campañas y a que estas se relacionaban directamente con varios de mis proyectos durante mi fellowship, decidí quedarme un par de días más en Lima realizando entrevistas y documentando el proceso que llevó a la creación del Protocolo de Aborto Terapéutico. Por un par de días estuve acompañada por maravillosos amigos que no sólo me ayudaron a programar citas con actores claves del proceso, sino que me enseñaron a más o menos navegar el sistema legal peruano.

A la fecha 66 países han legalizado el aborto para proteger la salud de la mujer además de salvar su vida. La denominada “Causal Salud” permite acceder a servicios de aborto cuando la salud de la mujer se encuentra en riesgo. Una interpretación adecuada de esta causal supone entender los conceptos de bienestar físico y mental, proyecto de vida y determinantes sociales de la salud. Sin embargo, en el día a día de la mayoría de países latinoamericanos, las autoridades entienden la causal salud como un instrumento que solo se puede usar para prevenir la muerte de la mujer.  Por ejemplo, L.C recibió una atención médica mínima lo cual le permitió sobrevivir a su accidente, sin embargo, le fue negada la cirugía que le permitiría volver a caminar.

El derecho a la salud impone a los Estados la obligación de adoptar todas las medidas necesarias y posibles para que las personas alcancen el máximo nivel de bienestar. La Causal Salud no sólo se debe usar para prevenir la muere de la mujer sino para proteger sus derechos a: i) una vida digna; ii) una vida sana y iii) acceso a servicios de salud, diagnóstico y tratamiento integral. Es necesario defender la iniciativa de que el derecho a la salud de las mujeres y niñas abarca mucho más que la ausencia de enfermedades letales.

Finalmente, tuve que dejar mi amada Lima y regresar a Estados Unidos. Durante los últimos meses he trabajado incansablemente para promover la idea de que la salud de las mujeres no se limita a su mera supervivencia, más aun cuando esto implica vivir con enfermedades crónicas y debilitantes;  discapacidades visuales, cognitivas y motoras. Las interpretaciones restrictivas del derecho a la salud han hecho a muchas mujeres y niñas en Latinoamérica mártires de su maternidad, obligándoles a mantener embarazos que tendrán impactos severos sobre su bienestar.

En los próximos meses voy a continuar viajando y acumulando historias de retos a los derechos reproductivos de las mujeres en mi región, así como recopilando anécdotas de triunfos en incidencia de derechos humanos. Síganme en este blog para continuar con las reflexiones o en Twitter: @epalomino88

 

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